lunes, 18 de septiembre de 2017

Cuando el amor se acaba

A veces, realmente muchas, las personas no son como realmente conocemos o creemos conocer. A veces, realmente siempre, ni nos conocemos a nosotros mismos. Y aún así, nos creemos y nos queremos hacer creer que esa persona que se posa ante nuestros ojos lo conocemos y lo queremos.

Pero las personas cambian, los tiempos cambian, los sentimientos se diluyen, las palabras vuelan, la máscara se puede caer. Y vemos reflejada en esos ojos lo que pensamos personalmente lo que queríamos que fuera. Vivimos auto engañándonos de una realidad que sólo existe en nuestro tejado, vivimos con la certeza de creer cierto lo que quiere nuestra imaginación. ¿Qué es cierto y qué no es cierto? ¿Cuál es la realidad que nos rodea? ¿Existe realmente la objetividad?

Aún recuerdo el día que nos conocimos junto al día en que sentí que mi corazón había decidido soltarte después de tanto dar. A veces las apuestas salen mal y no hay más remedio que caer en la redención. Lo recuerdo como ayer porque la herida aún duele y el corazón grita bajo el manto de las estrellas. Porque a pesar de buscar el perdón mi cabeza irradia odio.

Te quise tanto.

Como si no hubiera mañana.

Como si te hubiera dado todo de mí.

Creía que el destino nos había unido con el hilo rojo.

Creía tantas cosas que ahora ya he dejado de creer en pro de curar mi corazón.

Te quise tanto.

Y te odio tanto.

Nunca creí poder odiar a nadie y siento mi alma mancillada por una mancha de café que no se va. A veces, cuando creces, entiendes lo que te dicen los mayores. El amor y el odio van cogidos de la mano. Nunca lo entendí tan bien como ahora. Me enseñas al egoísmo, a sentir que la lealtad no sirve ni la amabilidad proporciona un camino de flores. Me muestras que cuando otro corazón tiene un juguete mejor los demás son juguetes rotos para ti. Te han encantado con materialismo, con corazones superficiales, con besos falsos, con sentimientos materiales. Y tu has aceptado.

¿Y dónde está la lucha que me prometías?

¿Dónde esta la tristeza que tanto gritabas?

Has causado tanto daño, has causado tantas lágrimas, has causado tantas decepciones.
Pero ya de nada sirve cuando el tiempo transcurre, las puertas se cierran, las opresiones se rompen.
Sólo hace falta volver a recuperar los pocos pedazos perdidos.
No sirve de nada pensar atrás, cuando el cristal se rompe nunca vuelve a su forma de ser.

Nunca volverá a ser como antes.

Dices que tienes corazón, y sólo
lo dices porque sientes sus latidos.
Eso no es un corazón...
Es una máquina,
que al compás que se mueve hace ruido.

Hace mucho que perdiste tu corazón.


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